deportes | Edición #62
“Nada que merezca la pena resulta fácil. Las relaciones de todo tipo cuestan trabajo. La formación de un equipo requiere mucho trabajo. Lo fácil con frecuencia no merece la pena. Tienes que tener la valentía de seguir lo que dicta tu corazón y tu intuición. Vive tu pasión y un día te sentirás orgulloso de tu vida”, Rand Fishkin, cofundador de la compañía de software de SEO, Moz.
Sergio nació en el barrio San Martín, cerca de la Placita Honda, un sitio donde en los setenta reinaba el club Independiente. Sin embargo, sus veredas de pertenencia fueron las del barrio Alberdi. “A determinada edad hay mandatos familiares, y mi viejo tiene el corazón en Atlético. Además hice la primaria en la Escuela Normal y pasaba muchas horas en la casa de mis abuelos, en Paraguay y Belgrano. El patio de la escuela y la cancha de básquet, en ese tiempo abierta, eran como el patio de casa, allí estaba cada vez que me buscaban. No había chance de que no fuera hincha de Atlético”, dice quién hasta hace pocas semanas era el preparador físico de uno de los planteles de fútbol más jerarquizados de América, Boca Juniors.
En tiempos sin pantallas, la pelota era la reina de los juegos. “Prácticamente siempre jugué al fútbol. Hice todas las inferiores en Atlético y llegué a estar un par de veces en el banco del equipo de Liga, hasta que entendí que tenía que dedicarme a otra cosa”
¿Y buscaste por el lado del deporte?
“No tenía claro que hacer. Fui hasta cuarto año de la Escuela Técnica y luego me pasé al Normal. Me pase de golpe de un extremo al otro. Cuando terminé, me inscribí en Administración de Empresas en el Profesorado, pero la carrera no se abrió. Entonces el profesor Miguel Briggiler me recomendó estudiar profesorado de gimnasia. Él fue el promotor de esto. Le hice caso y me fui a Santa Fe”
¿Te imaginabas ya dentro del mundo del fútbol?
“No, a pesar de que cuando tuve que elegir una materia para especializarme elegí el fútbol. Siempre me imaginé como profesor de escuela, y empecé como tal en Normal, Nacional, colonias de vacaciones. Pero me dieron la posibilidad de trabajar en Ferro como preparador físico y me enamoré de la profesión. De Ferro fui a Ben Hur, luego a Quilmes y, finalmente, a Atlético en 1.987. Me quedé hasta 1994, cuando Gustavo Alfaro se hizo cargo como entrenador y comenzamos a trabajar juntos”
¿Tu relación con él nace ahí?
“Con Gustavo somos amigos desde siempre, amigos de la vida no solo del fútbol. Nos conocíamos mucho, pero al trabajar juntos la relación se hizo más fuerte. Y llevamos todos estos años juntos por varias razones. Porque respetamos el lugar del otro, porque defendemos nuestras ideas entendiendo lo que significa debatir sin pelear, porque si la situación lo requiere nos ponemos firme convencidos de nuestras ideas, porque tenemos claro que si hay que ceder algo por el bien del grupo estamos dispuesto a hacerlo… Esto no pasa solo con nosotros dos, sino que incluye también al resto del grupo de trabajo”
Los resultados que lograron los ayudaron a fortalecerse…
“Lograr un objetivo no siempre es lograr un resultado deportivo. Me ha pasado festejar un logro sin estar conforme con el trabajo realizado. Y siempre estoy pensando en mejorar. Cuando ganamos un partido lo disfruto un día, y cuando es un título puedo hacerlo una semana, pero no más, porque después debo empezar a trabajar en lo que viene. Es que el fútbol en Argentina es absolutamente exitista, solo sirve ganar, no importan los proyectos ni las trayectorias de quienes llevan adelante un proceso, si no ganas te echan igual, seas quién seas. Es tan injusto como real. Pero quienes estamos en este mundo sabemos cómo son las reglas del juego”
Un día Alfaro tiene la posibilidad de ir a dirigir fuera de Rafaela y te propone hacerlo juntos. Entonces tenes que dejar tu club, tu familia, tu ciudad para ir detrás de un sueño que era casi una aventura. ¿Cómo fue?
“Fue mi segunda decisión difícil. La primera fue dejar todos mis cargos en las escuelas para dedicarme solo al fútbol. En esos momentos claves siempre mi señora estuvo apoyándome, nunca me permitió dudar y menos aún me hizo sentir que si no funcionaba lo íbamos a pasar mal. Aceptó seguirme con los chicos para mantener unida a la familia, seguramente dejando muchas cosas propias de lado. Entonces tome el riesgo y valió la pena”.
La trayectoria deportiva de Sergio Chiarelli es extraordinaria en un ambiente absolutamente exitista, con demasiados intereses creados que generan las más exasperantes operaciones y en donde, entonces, llegar desde el “interior del interior” y sin un apellido que respalde se vuelve en general un muro insuperable. Sin embargo él, junto a Gustavo Alfaro y un grupo de trabajo que iría creciendo, pudo hacerlo. “Estuvimos un año y medio en Quilmes, volvimos a Atlético, fuimos a Patronato, a Belgrano de Córdoba, Olimpo, otra vez Quilmes, San Lorenzo, Arsenal, Rosario Central, Arabia, otra vez Arsenal, Tigre, Gimnasia, Huracán y Boca”. En todo ese tiempo lograron el título de la Primera B Nacional con Olimpo, el ascenso a Primera con Quilmes, el Torneo Clausura, la Supercopa Argentina, la Copa Argentina y la Copa Sudamericana con Arsenal y la Supercopa Argentina con Boca.
“Después de la segunda estadía en Quilmes, mi familia decidió instalarse nuevamente en Rafaela, fundamentalmente pensando en los chicos que ya tenían una edad donde los complicaban tanta mudanza”
¿Afectó la distancia a la pareja?
“Si claro, la lejanía trae diferentes conflictos. Pero gracias a Dios nos mantuvimos unidos y cada contratiempo nos fue fortaleciendo. Siempre le di el valor justo a lo que hizo, y hace, mi señora, porque yo pude dedicarme a mi trabajo como lo hice gracias a que ella cubrió la parte que yo no podía hacer, más allá de mis locuras de viajar horas para estar solo un rato con ellos. Creo que todos pusimos lo mejor para que la familia fuera tal”
¿En algún momento te sentiste un padre ausente?
“No, me ayudó la tecnología, los medios permiten hoy comunicarte de varias formas sin problemas. Y siempre fui bastante molesto. Trataba de estar en contacto con mis hijos en cada momento que podía. Creo que lo hicimos bastante bien a juzgar por la relación que tenemos hoy, que es tan buena como conflictiva. No son tiempos sencillos, creo que la forma de no ser devorado por los problemas es enfrentarlos y buscar una salida”
Antes de todo esto, en tiempos de pelo largo y poco estrés, la música estuvo muy presente en tú vida. Incluso tu grupo, “La Llave”, movilizaba gente….
“La música siempre estuvo a mi lado. El tiempo en que formamos La Llave fue muy importante en mi vida, una época hermosísima que lamentablemente se terminó rápido por los compromisos profesionales que fui asumiendo con los clubes de futbol. Siempre asegure que si no hubiese sido preparador físico, muy probablemente hoy seria músico. Pero nunca lo sabré”
¿Qué lugar ocupa la música hoy en tu vida?
“Uno muy importante. Detrás de mi familia y de mi profesión, claramente es la tercera pata de mi vida. No puedo existir sin música, realmente me auxilia siempre para levantar la autoestima o para bajar decibeles. Tengo una conexión muy especial con el mundo a través de la música”
¿Cómo hiciste para que un mundo tan exigente como el del fútbol no te agobie?
“El fútbol es una actividad hermosa, y poder trabajar dentro del fútbol profesional es para mí una bendición. Pero lamentablemente se ha vuelto estresante, no por el juego en sí, porque con el tiempo pude aceptar una derrota y analizar lo que pasó sin que eso me lastime. Pero el entorno es muy difícil, hay demasiados intereses en juego y se han perdido los códigos. Son muchas, lamentablemente, las veces que me he sentido agobiado y me he replanteado determinadas cosas. Pero la esencia se mantiene, y entonces hay que sobreponerse a lo malo y disfrutar de lo muy bueno”
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en Arabia?
“Muy dura, por la distancia que nos tenía muy lejos de la familia y por lo distinto que somos culturalmente. Como experiencia de vida fue fantástica, convivimos durante seis meses en el seno de una sociedad diferente en todo sentido, desde el idioma hasta la religión. Lo malo es que al no compartir nada con ellos, no podes integrarte y te cerras en tu grupo. Nosotros no fuimos a Emiratos Árabes sino a Arabia Saudita, un país que es una monarquía absoluta en donde el islam se aplica rigurosamente. Teníamos una muy buena relación con la gente del club, pero en todos lados nos miraban de costado. De todos modos, la experiencia fue mucho más fuerte en lo social que en lo futbolístico”
¿El mundo Boca es tan complicado como se ve desde afuera?
“Hacia adentro es muy simple y muy bueno, porque se tiene todo para trabajar de la mejor manera y la relación con los otros profesionales, que son de lo mejor en todas las áreas, fue excelente. Es tan grande como sencillo porque todo funciona de maravillas. He trabajado en muchos clubes y en todos se han presentado problemas, es normal que ocurra. En cambio en Boca, cada vez que algo no funcionaba la solución era inmediata y pasaba desapercibido. Ahora, hacia afuera es todo muy complicado, con el agregado de que se trató de un año electoral y que se venía de perder la final de la Copa Libertadores ante River”
¿Cómo es pasar de ese vértigo a estar sin trabajo?
“A mí me cuesta estar sin hacer nada, entonces trato de mantenerme en movimiento, hago cualquier cosa menos estar quieto. Nosotros tenemos una gran capacidad de trabajo, entonces bajar los decibeles cuesta”
¿Pensas en lo que puede pasar si Alfaro ya no quiere dirigir?
“Esto es tan dinámico y cambiante que es difícil hacer planes a largo plazo. Hablo permanentemente con Gustavo, y le pregunto cómo se siente, si tiene ganas de seguir, y creo que hoy va a hacerlo. De todos modos, si decide decir basta, no me veo trabajando con otro entrenador, aunque es algo que no puedo asegurar. No sé qué haría, pero no puedo darme el lujo de convertirme en un jubilado y tampoco quiero hacerlo. Lo hablo en familia y evaluamos otras posibilidades, porque seguramente que en cinco o seis años ya no querré ver una pelota de fútbol. Pero eso no quiere decir que no siga con mi profesión”
Sos el preparador físico más importante de la historia de Rafaela, ¿te sentís en ese lugar?
“Nunca me puse allí. Yo soy el producto de años de trabajo en los que he ido aprendiendo lo que me enseñaron desde Ferro de nuestra ciudad hasta Boca, pasando por todos los lugares donde estuve y toda le gente con que coincidí. Trato de hacer mi trabajo lo mejor posible, y busco mejorar cada día”
Ahora que tenes tiempo, miras a tu derredor y ves el camino recorrido, tu realidad personal y profesional y tu familia. ¿Qué te genera eso que ves?
“Felicidad, me siento muy orgulloso de mi familia, principalmente, y del camino recorrido en lo profesional. No sé si alguna vez soñé con que todo fuera así, lo que es seguro es que si volviera al inicio, lo soñaría”
OSCAR A MARTÍNEZ
12/03/2.020