El rugido del gladiador

Mayco Vivas disfruta en Francia de su segundo Mundial Sub 20 como integrante del seleccionado nacional Los Pumitas. Maestro Mayor de Obras, estudiante de Higiene y Seguridad Laboral, y jugador de Atlético del Rosario, el rugbier formado en el CRAR repasa las páginas de su vida, que escribe con letras de oro

deportes | Edición #41

“No sé por qué me llamo así, nunca se lo pregunté a mis viejos, pero me gusta mi nombre. Sí, me gusta llamarme Mayco”, dice sonriendo el gigante de 1,86 metros de altura y ciento veinte kilos de peso, cabello castaño corto, barba incipiente y ojos claros. El que nació el 2 de junio de 1998 en Rafaela y de más chico jugó al básquet, al tenis y al fútbol hasta que encontró en el rugby el lugar que buscaba, “ninguno de los otros deportes me terminaba de convencer y como de pibe era medio bruto, el rugby era el juego ideal para mí”, asegura entre risas. “Cuando conocí el CRAR me encantó, es un gran club, y me sentí muy cómodo con mis compañeros y con la gente. Al juego lo fui descubriendo de a poco hasta que se terminó por convertir en una parte fundamental de mi vida”.

En Rosario, donde vive hoy, prepara las valijas porque en horas viajará a Buenos Aires para sumarse al seleccionado nacional sub 20, Los Pumitas, que en Francia disputará el World Rugby U20s Championship, que comenzó este 30 de mayo y finaliza el 17 de junio. Argentina comparte la zona con tres equipos de Seis Naciones: Inglaterra, Escocia e Italia.

“Vivo en Rosario por el estudio y, fundamentalmente, por el rugby, ya que por las convocatorias que tuve a los seleccionados tengo que venir a entrenar al Plan de Alto Rendimiento. Entonces todo cerraba y decidí instalarme aquí”, dice Mayco, que ya es Maestro Mayor de Obra recibido en la Escuela de Educación Técnica de Rafaela, y ahora estudia una tecnicatura en Higiene y Seguridad Laboral.

El rugby tiene un lugar central en tu vida, ¿pensas que, más allá de deporte, puede ser tu profesión?

“La verdad es que hoy pienso solo en el Mundial, que será el segundo que voy a jugar después de haber estado en 2017 en el de Georgia. Pero es real que el deporte es hoy el centro de mi vida y que entonces le dedico muchas horas. Si bien no soy un profesional, sé que puede ser mi profesión durante varios años. En Argentina para vivir del rugby hay que ser integrante de Los Pumas o de Los Jaguares, sino es imposible. En el exterior es otra cosa. Pero hay que ver cómo va la vida”.

Por su esquema teórico y su dinámica, el rugby es el deporte más parecido a la batalla moderna convencional. Los juegos de guerra son conocidos desde que los atenienses aprovecharon los intervalos entre una y otra contienda para ejercitarse con estas competencias pacíficas en donde utilizaban las mismas armas que en los combates: la jabalina, el martillo y el disco. Ahora bien, para entender la esencia del rugby, sus códigos y la hermandad que genera, hay que tomarlo como aquel juego de Atenas en el que los forwards son la infantería, los tres cuartos la caballería y los pateadores los artilleros. El objetivo es tomar por asalto el in-goal adversario o destruir sus torres mediante patadas a los palos, y para eso hay que pelear el terreno palmo a palmo, empujando y corriendo cuando se tiene la pelota o tackleando al adversario cuando la posesión es de él. El rugby es entonces un deporte de contacto y es ese riesgo latente el que hace que cada jugador vea a su oponente como a sí mismo y lo respete por su valentía a la hora de brindarse en una cancha en la que se rinde culto al coraje. El rugbier es un orgulloso guerrero atrapado por el amor a este deporte que ya no podrá dejar. 

El rugby, por sus exigencias, te transformó físicamente. ¿Y mentalmente?

“El físico me fue cambiando por el gimnasio. Es imposible jugar en buen nivel a este deporte si uno no prepara su físico para soportar esa exigencia. Y yo trabajo mucho para mejorar. Pero lo más importante del rugby es la formación personal, los principios que fui asimilando desde muy chico, los valores del juego que son los mismos de la vida. El rugby me hizo una mejor persona”.

El ambiente que encontraste en Atlético del Rosario, tu actual equipo, ¿es tan bueno como el del CRAR?

“Sin comparar, encontré un muy buen grupo que me recibió de la mejor manera y nunca me hizo sentir que no era parte del club. Además, en Rosario tengo a muchos de mis amigos de Rafaela, o sea que desde que vine, hace más de un año, siempre me sentí acompañado”.

¿Seguís al rugby como espectador o solo te interesa jugarlo?

“Fundamentalmente sigo al CRAR, porque es más que mi club, es mi segunda casa, y porque allí juegan muchos de mis amigos. El resto me interesa y lo miro”.

¿Cómo te afecta ser reconocido por lo que estas logrando?

“Siempre es lindo ser reconocido, fundamentalmente por la gente que quiero, pero tampoco busco eso. Yo juego y quiero crecer en el rugby, pero no para que me conozca la gente”.

Mario, tu papá, tu mamá Norma o tu hermana Aixa, ¿se convirtieron en seguidores del rugby?

“Más o menos, son hinchas míos, eso sí. A mi viejo le gusta mucho el automovilismo, igual que a mí. Ahora voy a tenerlo viendo el torneo, un poco porque quiere ir a Francia y otro poco porque puede verme en un Mundial”.

¿Y tu mamá se acostumbró a que te golpees en los partidos?

“Y, es mi mamá, pero supongo que ya se acostumbró”.

La forma de cantar el Himno por parte de Los Pumas, fundamentalmente, se ha convertido en un sello distintivo de nuestro rugby. ¿Cómo es vivir ese momento con la camiseta nacional y dentro de la cancha?

“Es emocionante, y muy motivante. Creo que a los que les gusta este deporte, sueñan primero con jugar en Los Pumas y enseguida, con cantar el himno antes de un partido. Por lo menos es lo que yo soñaba”.

La frase distintiva del teléfono de Mayco es “Tu cuerpo puede aguantar casi todo, es la mente a la que tienes que convencer”. “La frase salió de mi club, donde siempre nos hablan sobre la importancia de estar convencidos de lo que queremos. Si creo que puedo, seguro que el cuerpo me va a respaldar. En la vida todo pasa por la cabeza, y en el deporte, ante tantas presiones, la mente es fundamental. Me preparo a conciencia para cada situación. Ahora, por ejemplo, me cuesta muchísimo estudiar porque tengo todos mis sentidos puestos en el Mundial”.

¿El rugby, que parece tan estructurado, da lugar a la creatividad?

“Si, muchísimo. El plan de juego se sigue, pero la impronta del jugador es clave, es la que hace la diferencia”.

¿Cuál es tu sueño?

“Mi gran sueño es jugar en Los Pumas. Es muy difícil lograrlo porque ahí llegan sólo los mejores, pero trabajo cada día para tener la tranquilidad de que lo intenté. Después tengo desafíos o anhelos que voy cumpliendo a cada paso. Por ejemplo, me gustaría jugar afuera y poder dedicarme al rugby de manera profesional. Y ahora mismo mi gran desafío es hacer un buen mundial, por mí y, fundamentalmente, por Argentina”.

 

OSCAR A MARTÍNEZ
17/05/2.018