Sebastián Porto: El reposo del campeón

Sebastián Porto, el mejor motociclista que ha dado la historia de nuestro país, nos abrió las puertas de su intimidad. Los miedos, las preferencias, los afectos y su realidad pasaron por una charla hecha a fondo y a corazón abierto

deportes | Edición #68

La pista está ahí, cubierta por un sol espectacular que ilumina cada centímetro. Mi respiración se va acelerando a medida que la moto comienza a moverse, primero lentamente y luego con brusquedad, a la vez que el rugir del motor se hace ensordecedor. La cinta asfáltica desaparece y deja su lugar al cielo en cada  acelerada que despega la rueda delantera y lleva a mi corazón al borde del colapso. Por momentos quisiera cerrar los ojos y que todo termine abruptamente, en ese  mismo instante, pero los movimientos de mi asiento me obligan a tensar aún más los músculos al mismo tiempo que siento generar adrenalina sin interrupciones. Vértigo y pasión en su estado más puro, hasta que todo se detiene y las luces del simulador comienzan a encenderse. La función ha terminado.

Mientras comienzo la tarea de desabrochar el cinturón de seguridad que me permite bajar de la amplia butaca, miro a mí alrededor para saber si la mueca de terror que inunda mi rostro es compartida por el resto. Solo cuando compruebo que es así, pienso más seriamente que aquellos que lo hacen en la realidad son seres extraordinarios dotados de la virtud de gozar el vértigo sin que el miedo, que siempre está, lo empañe. Claro que también está la duda, esa que me lleva a creer que también están un poco locos.

“No, para nada, aunque creo que el motociclismo es un deporte que encierra mucho riesgo, que es muy sacrificado y complicado. Pero es sensacional, es difícil imaginar otro deporte que genere todas las sensaciones, que haga vibrar todos los sentidos. Tuve la suerte de poder disfrutarlo como profesional, es algo que llevare dentro mío por siempre”, me dice Sebastián Porto, que nació en Rafaela el 12 de setiembre de 1.978, y es, sin dudas, el mejor motociclista de la historia argentina, con un palmarés extraordinario que se puede resumir diciendo que ganó 12 Premios Olimpia entre 1994 y 2005; disputó 161 carreras en el Campeonato Mundial de Motociclismo con siete victorias, 19 podios, 11 pole positions, fue Sub Campeón Mundial en 2.004. Una carrera extraordinaria que encierra muchos otros títulos y que empezó a construir desde muy chico.

“Empecé corriendo en bicicleta a los cuatro años, pero a los diez empezó mi romance con las motos luego de una carrera del Campeonato Zonal Santafesino que se hizo en Rafaela. Salí tercero en mini motos y al año siguiente mi familia ya me compró la primera moto”.

Es toda una señal, porque los mayores tenemos tendencia a ser sobreprotectores con los chicos, ¿igual crees que sufrían cada vez que corrías?

"Sin dudas que mucho, toda mi familia. Sin embargo fueron los que más me apoyaron, los que estuvieron en cada momento difícil o de dudas. Fueron mis motores. Siempre me dejaron tomar las decisiones, nunca me presionaron para un lado o para el otro. Y nunca me transmitieron sus temores, porque aunque el deporte incluye riesgos me conocen mucho y saben que yo no pase nunca los límites que desatan los peligros”.

Tenes dos hijas, ¿imaginas que pasaría en tu interior si ellas decidieran ser pilotos?

“Es difícil que ocurra aunque las mujeres siguen ganando lugares que merecen dentro de todos los ámbitos de la sociedad. Pero si ocurriera, actuaría como hicieron conmigo, dándoles todo mi respaldo tanto económico como, fundamentalmente, emocional”.

¿Vos pensabas en los riegos que asumías?

“Si, porque también se sufre mucho arriba de la moto cada vez que tratas de bajar un par de décimas, algo que es realmente difícil en un deporte tremendamente competitivo. Cuando se acerca un final de carrera, por ejemplo, y venís peleando en un pelotón con todo desgastado en la moto, entonces se sufre y uno se sacrifica por completo. Pero es solo ese rato, y cuando pasa te das cuenta  que eso también hace apasionante al motociclismo. Además, cuidarte, prepararte y evitar las lesiones potencian la carrera del deportista”.

Utilizaste un par de veces la palabra “sufrimiento”, y otro tanto  “disfrutar”, ¿cuál es la sensación dominante?

“Durante el tiempo en que corrí, había un poco de cada una. Se hace mucho esfuerzo para llegar y mantenerte en el alto nivel, y por eso se disfruta tanto cualquier logro. Pero ahora que miro todo con distancia, sin dudas que la palabra puede ser satisfacción. Y también orgullo”.

Sebastián Porto piloto era muy distinto al que se bajaba de la moto, era una suerte de doctor Jekyll y el señor Hyde moderna y suavizada…

“Soy como dos personas en una, sé que cambiaba mucho a la hora de manejar, aunque yo no me daba cuenta en el momento. Me pasaba en el motociclismo y también en el automovilismo. A medida que se acercaba el fin de semana de la carrera me iba mentalizando de otra manera, pero no era una cosa estudiada sino algo natural. Y ni hablar de los tres días de pruebas. Recién el domingo, cuando terminaba la carrera, volvía a ser el de todos los días”.

¿Por qué te retiraste tan joven y pleno?

“Porque sentí que después de tantos años creciendo y estando en un alto nivel, ya comenzaba a bajar. No tenía una buena moto y mis sensaciones y desafíos no eran los mismos. No había otra cosa, porque el automovilismo apareció tiempo después, al igual que el hecho de formar una familia. Sé que pude estar unos años más en el Mundial, pero no me arrepiento de la decisión”

En la mayor parte de tu vida la adrenalina, los nervios, el desafío de superarse, tuvieron un lugar central en tus sentimientos. ¿Cómo superaste esas ausencias tras el retiro?

“Lo necesitaba, fue mucho tiempo de vivir cargado de sensaciones. Por supuesto que en algunos momentos extrañaba todo eso, pero el hecho de hacer automovilismo y de tener un regreso a las motos con otros objetivos lo hizo más natural, no tan abrupto. Hoy me siento pleno como estoy”

¿Aun te seduce el automovilismo?

“Si, creo que me fue muy bien, corrí con los mejores en categorías muy competitivas y siento que lo hice bien. Y no es una puerta cerrada, creo que si se dan una serie de condiciones estoy dispuesto a volver a correr porque tengo la experiencia, físicamente estoy muy bien y la edad aún me da como para pensar en futuro”

Recorriste el mundo, pero ¿conoces el mundo?

“No mucho. En mi primera etapa estaba en un equipo español a los que les gustaba mucho recorrer una vez que las carreras terminaban, y me llevaban con ellos. Pero después, la verdad es que conocí muy poco. Aeropuertos, hoteles, autódromos, los lugares más emblemáticos de cada sitio y solo un poco más”

¿Cómo es tu vida hoy?

“Vivo en Chivilcoy desde fines de 2.006 por una decisión familiar. Estoy casado con Cintia, tengo dos hijas, Luana de doce años y Taina de diez. Tengo actividades aquí, y sigo muy relacionado con el mundo del deporte, comentando motociclismo por FOX, representando a una marca de motos, dando charlas de seguridad vial…Son varias cosas. Y sigo relacionado con Rafaela, porque allá están muchos de mis grandes afectos y mis raíces”

 

OSCAR A MARTINEZ 

05/10/2.020